El grabador de sílabas
Muerte y reparación de Paul Celan
José Manuel Suárez
El grabador de sílabas es un poema coral unitario, un oratorio sobre los últimos días de vida del gran poeta Paul Celan (Chernovitz, 1920 París, 1970). Todas las escenas se apoyan en la realidad biográfica del protagonista, pero su desarrollo es imaginario. En sus horas finales, enfermo y solo en su apartamento, psíquicamente muy trastornado, «oye» muchas voces que le hablan, a la vez que habla con ellas. Son para él presencias vivas que asaltan su mente con obsesiva tenacidad: la madre, el padre, la esposa, el hijo, el coro de los muchos que sufrieron. La voz, por ejemplo, de Ingeborg Bachmann, escritora ale- mana, que tanto le amó y a quien él finalmente no pudo amar, quizá porque escuchando sus palabras oía el idioma de los verdugos. Y muy especialmente la voz de Nelly Sachs, poeta alemana de origen judío, con quien tanto sentía y disentía. La poesía de ambos fue creciendo desde una mutua y gozosa presencia, pero también desde una radical y dolorosa lejanía espiritual. Nelly Sachs murió en Estocolmo el 12 de mayo de 1970, el mismo día en que Celan fue enterrado en el cementerio parisino de Thiais. Oirá también en su enajenación las palabras tan llenas de silencio del filósofo Martin Heidegger, a quien había leído mucho, a quien conoció en 1967 y de quien más había esperado una palabra pensante sobre lo más necesario y grave, sobre lo más terrible. Todas estas voces se entrelazan en el oratorio con la voz interior de Pul Celan, el poeta que tanto supo decir desde el silencio.
- Escritor
- José Manuel Suárez
- Colección
- BEATUS ILLE
- Materia
- Obras poéticas
- Idioma
- Castellano
- EAN
- 9788494859380
- ISBN
- 978-84-948593-8-0
- Edición
- 1
- Fecha publicación
- 18-06-2018
Sobre José Manuel Suárez (Escritor)
Contenidos
PRELUDIO 19
Culpa, reparación 21
ACTO I 23
CUADRO I 25 Martirios de las víctimas destrozadas hasta el fondo de Dios
CUADRO II 31 Aprender a conocer por el dolor
ACTO II 41
CUADRO III 43 Se acarrea ese botín del abandono
CUADRO IV 49 ¡Recordadlo, recordad los días ardientes de a amargura! ¡Recordadlos!
CUADRO V 55 En lo extranjero de la patria, ya es tiempo de que la piedra se avenga a florecer
ACTO III 61
CUADRO VI 63 El cabello de mi madre nunca llegó a ser blanco
ACTO IV 83
CUADRO VII 85 Habrá más tarde algo que se llena contigo
CUADRO VIII 89 La vida tiene la misericordia de rompernos
CUADRO IX 95 Transoscurecer hacia ti. Nosotros no sabemos
ACTO V 105
CUADRO X 107 Pont Mirabeau Cómo soportan los nombres el peso de los sin nombre
CUADRO XI 113 Cuando sufrimos pertenecemos ya solo a Dios; por eso nos abandonan los amigos