El pulgar de la alegría
Antonino Nieto Rodríguez
el rostro del corazón
la lágrima
lo que queda de lo que fue y de lo aún por celebrar
placer, dices?: obediencia!
la historia incaducable del tiempo devorando a cuánto de semilla o simiente crece
la culpa como alimento
polvo del camino aún por descifrar
lo invisible en presente eterno
le llaman amor
se mastica-
la verdad el templo de la servidumbre
la mentira el sueldo que la sostiene
incontable manjar del vientre que, inocente y sin red, renta al tú, al yo, al nosotros-: figurantes, sí, dientes, en el sangrado de la pantalla-
en ese banquete de lo que nos fue dado, el poeta, fértil y desobediente, certifica la inutilidad del yugo que nos celebra vivos y, sin más peso, mastica feliz y sin tasas contra toda consecuencia, la carnal antología de células, genes, fotogramas, cromosomas-
todo es belleza
confirmación de que la nada no existe, ya sabes,
contra las sombras el latido grande
de la hondura de la ciénaga, el inasequible latido que al corazón crece:
el grito que ríe
la voz que el silencio encuerpa:
el pulgar de la alegría
- Autores contemporáneos
- Antonino Nieto Rodríguez
- Colección
- NON OMNIS MORIAR
- Materia
- Obras poéticas
- Idioma
- Castellano
- EAN
- 9788418536441
- ISBN
- 978-84-18536-44-1
- Depósito legal
- AS 02704-2022
- Páginas
- 226
- Ancho
- 22,9 cm
- Alto
- 15,2 cm
- Edición
- 1
- Fecha publicación
- 28-12-2022
- Número en la colección
- NO-0026/1
16,62 US$
Sobre Antonino Nieto Rodríguez (Autores contemporáneos)
Reseñas
Encontrarnos con nosotros mismos es la misión de Antonino, él nos da el puzle y nosotros ponemos las piezas. O quizá al revés.
Nieto es un poeta que sabe capturar la esencia de la vida y trasladarla al papel de forma precisa y bella.
“El pulgar de la alegría” no solo refleja que la belleza está en lo invisible, sino que la necesidad (no tanto obligación) del poeta es buscarla. Y hoy, más que nunca.
Para mí la cultura tiene que hurgar en esto. En lo que la verdad oculta.
Abro de nuevo el libro y leo cómo interroga con la gran pregunta a los dioses: “Si puede evitar el dolor, ajeno, ¿por qué no lo hace?" Seguro, su desafiante recital te conmoverá.