Entrevista al poeta verinense Antonino Nieto Rodríguez
Antonino Nieto (Verín, 1955) regresó a Ourense con un nuevo poemario bajo el brazo. El verinense, residente en Madrid desde hace décadas, estuvo toda la semana pasada en la ciudad para varios cometidos. En el Liceo presentó su nuevo libro: “El pulgar de la alegría”. En la Sala Valente, de la mano del PSOE, habló de la necesaria reconstrucción cultural de la ciudad. El periodista ourensano Jaime Noguerol, colaborador de La Región, presentó al poeta en uno de los eventos. Aunque reside fuera, Nieto sigue muy vinculado a Ourense y, especialmente, a su Verín natal. “Te quiero, grita el hambre. Y lo nacido, beso inmortal del barro, se hizo renta”, invita el autor con sus versos a leer su nuevo poemario.
Habló en Ourense de la reconstrucción cultural…
Sí. Para mí la cultura tiene que hurgar en esto. En lo que la verdad oculta. Yo defiendo la singularidad de cada ser humano, desde el respeto al otro.
¿Cómo ve la situación cultural de Ourense?
Lo que leo en La Región muchas veces es que se están intentando hacer cosas, lo cual me parece muy bien. La cultura enriquece a los pueblos y genera economía, es algo fundamental. La felicidad es absolutamente primordial y la cultura bien entendida puede ayudar a canalizar esa vitalidad de los seres humanos y los pueblos.
La situación cultural de la ciudad no es la más óptima. ¿Se necesita un impulso?
Sí. Hay que cambiarla, porque la creación genera economía en el mejor sentido del término. A los creadores hay que ayudarlos y apoyarlos.
¿Le costó convencer a las editoriales, como dice Jaime Noguerol?
En este caso no, porque fui directamente a Ars Poética e inmediantamente dijeron que sí. Con los libros del amor sí fue complicadísimo.
¿Qué tiene este poemario de diferente?
El poemario tiene dos partes. En la primera exploro y hurgo en todo eso que nos venden como verdad y que oculta cantidad de miserias y alegrías. En la segunda parte hago una defensa total del amor. Es muy breve y, de algún modo, el amor está. Hay una historia extraordinaria que es transformar al ciudadano en su renta, ya no somos ciudadanos. Además de ser su renta, nos han transformado en verdugos de nosotros mismos. Ahora la libertad es que cuantas más cadenas, más libres somos.
¿Qué nos ata? ¿Las redes? ¿Los políticos?
En general, nos atan por todas partes. El señor tendría que ser el ciudadano, pero cada vez lo es menos. Es el que obedece y paga. Y eso no puede ser.