Estrella de oro, Pedro Gandía
El escritor/artista conquense Pedro Gandía (Minglanilla, 1953) da un paso más, atrevido, en el ya largo camino que viene recorriendo por los senderos de la literatura creativa y que alterna (o combina) con su no menos incansable actividad pictórica. En el caso que nos ocupa, el poemarioEstrella de oro,la apuesta es extraordinariamente arriesgada, tanto en el terreno conceptual como en el formal, lo que hace de su lectura un considerable ejercicio de rigor personal que debe reflejarse en la exigencia de un esfuerzo comprensivo por parte del lector. Los versos de Pedro Gandía no son fáciles de asimilar, nada que ver con esos repertorios rimados que uno puede casi aprenderse de memoria y recitar en cualquier momento. A este libro hay que acercarse desde una posición exigente y de amplitud comprensiva, tal es el cúmulo de sugerencias que se pueden encontrar a lo largo de la lectura. Veamos, si no, a título de ejemplo:
Con alas anhelantes de música hechicera,
rizadas por el céfiro, invento de la luz,
de magnética, exótica, hipnótica belleza,
deslumbrante desnudo resuena en el azur.
No hay una sola letra de más, ni de menos. El autor, lo imaginamos, se sitúa ante la visión global de un espectáculo sensorial cuyas esencias desmenuza y traslada a las palabras, pensadas, medidas, conceptualmente enriquecidas por las emociones, formalmente expresadas en el lenguaje sugerente, incitador, en el que no faltan las aportaciones cultistas que, al cabo, vienen a ser una de las señas de identidad de este autor, forjado con exigente severidad en el conocimiento del mundo clásico.