Sin saber qué te espera
Como la poesía de Jesús Aparicio surge siempre de lo más cotidiano, de las cosas aparentemente más sencillas y que son las que llegan con mucha hondura desde la ternura de los inocentes, esta poesía de Aparicio, digo, y en este libro más que nunca, no puede comenzar sino con un poema de inocencia, la infantil, la de la magia y de los sueños: “Un viaje, un libro, / una pluma, un cuaderno / abierto en blanco.// / Reloj y mucha magia / para el resto del año” Inocencia pura, buenos deseos, puros y limpios, entre místicos tratando de fundirse en la Luz y panteístas ( Dios y el universo en la naturaleza), cuando nos dice de la luz que: “Luz sobre la tierra mojada donde crece la hierba / de la que un pájaro arranca la semilla y un hombre / la contempla y pronuncia la palabra siembra…/ y se hace más luz.” Y esas cosas pequeñas, dichas con el amor, con el sosiego de quien sabe que hoy, al pronunciarse ya se vuelto ayer y lo que ha de llegarno sabe qué, ese instante que va del ahora al después, sereno, limpio y claro, nos dice: “esta cuartilla en blanco / sabe su condición / de tierra preparada / para la lluvia” Y esas cosa pequeñas se convierten en grandes, hondas, profundas, inmensas en su pequeñez de reflexión profunda.
El poeta sabe que un día habitará un cielo con bandadas de gorriones y alas de lluvia, sabe que allí no habrá “Ni lienzo ni papel / ni color ni palabras.” Pero si sabe que se hará poema fundiéndose con la naturaleza y así nos lo muestra: “En lo alto un poema/ navegando a favor del viento / hasta encarnarse / fecundando las piedras, / manantiales y árboles / y esa cara mudable de las cosas / que aún no conocemos” La vida es como un círculo que empieza en una línea desenredando ese vació que es el antes de nacer del agua y que concluye en el punto de llegar al agua. “El punto prefigura / la línea y el dibujo / su solo movimiento / desenreda el vacío” Y entretanto la vida y en su discurrir el poeta nos la presenta así: “El punto abarca entero / la órbita de una estrella / que se ha dejado ver / en una gota de agua” Si nos conforma el agua y terminamos, como nos decía Manrique, en el agua: “El punto es ese círculo/ – anillo fecundado –/ que creciendo se adentra/ en el mar que nos viene”